La época más espeluznante del año está a la vuelta de la esquina, lo que significa que oiremos sonidos terroríficos por todas partes.
Puede que pienses que eres el tipo de persona que no se asusta fácilmente, pero cuando se trata de sonidos que dan miedo no tienes mucho donde elegir. Todo depende de tu biología.
La ciencia del sonido y del miedo
Lo primero es lo primero: los sonidos no dan miedo, son sólo vibraciones. Nuestro cerebro es el culpable del miedo que provocan. Entonces, ¿qué transforma estas vibraciones en algo que consideramos aterrador?
La respuesta está en la evolución humana. El cerebro procesa la información sonora mucho más rápido que la visual, lo que sugiere que el oído se convirtió en nuestro primer mecanismo de defensa contra los ataques. ¿Qué haces cuando oyes un ruido repentino e inesperado? Te sobresaltas. Ese reflejo de sobresalto te prepara para el peligro como ningún otro estímulo puede hacerlo. Incluso cuando estás dormido, tus oídos siguen trabajando y están atentos a cualquier posible depredador que aceche cerca o, como también se le conoce, al despertador matutino.
¿Qué sonidos nos asustan?
Los sonidos que más nos afectan son los no lineales. Estos sonidos inquietantes tienen frecuencias que cambian rápidamente, armonías no estándar y son simplemente espantosamente ruidosos. Los sonidos no lineales más comunes en la naturaleza son los gritos o chillidos de los animales, algo que nuestros primeros antepasados tenían motivos para temer. Si sus cerebros no hubieran reaccionado con suficiente rapidez y generado el reflejo de sobresalto, se los habrían comido para desayunar. Evolucionamos para sobrevivir.
Hollywood se dio cuenta de ello hace tiempo y empezó a utilizar sonidos de animales con gran efecto en sus películas. ¿Recuerdas el aterrador rugido del T-Rex en Parque Jurásico (1993)? Ese rugido se compone de muchas llamadas de animales diferentes, como un bebé elefante, un tigre que gruñe y un caimán. Probablemente nunca sabremos cómo sonaba un T-Rex de verdad, pero cuando oyes ese efecto de sonido, sabes que estás en apuros.
No son sólo los efectos sonoros los que meten miedo en nuestros oídos. Ya sea el tema lleno de suspense de Tiburón o los chirriantes violines de Psicosis, los compositores pueden infundir miedo con unos simples acordes. Al maximizar las armonías no estándar y cambiar las frecuencias, la música puede crear esa sensación de terror jugando con las señales de peligro del cerebro.
Así que adelante, disfruta de tu película de miedo, y recuerda que la música de suspense no da tanto miedo, ¡sólo es tu cerebro jugándote una mala pasada!