Los mares que rodean Gran Bretaña pueden estar volviéndose demasiado ruidosos. Tanto que especies como el bacalao y el eglefino tienen dificultades para comunicarse entre sí. Si su parloteo está siendo oscurecido, podría afectar a su capacidad para reproducirse en un momento en que las poblaciones se están recuperando.
Hace tiempo que se sabe que los grandes mamíferos marinos son sensibles a la contaminación acústica, al igual que los peces de los arrecifes de coral. Pero el nuevo estudio pretende comprender el impacto en algunas especies de peces más familiares del Reino Unido. Los científicos planean poner a prueba la idea arrastrando hidrófonos por las aguas costeras para registrar el paisaje sonoro marino.
Los bacalaos hacen vibrar su vejiga natatoria -un globo que llevan dentro- para emitir sonidos y pueden crear toda una gama de chasquidos, gruñidos y estruendos. Lo utilizan para vocalizar en el momento del desove: el macho canta y la hembra evalúa si el macho es bueno antes de liberar sus huevos. Creo que lo llaman "el factor huevos" (lo siento).
El bacalao también utiliza el sonido para navegar, establecer territorios y advertir a su grupo de una amenaza inmediata. Todas estas actividades podrían verse comprometidas si el estruendo de la navegación, las prospecciones de petróleo y gas y otras fuentes de ruido producidas por el hombre se volvieran intolerables.