El ruido nunca está lejos en nuestras ajetreadas vidas, ya sea en casa o en el trayecto al trabajo, y muchos de nosotros tenemos trabajos (o compañeros) que hacen que nuestros oídos estén desesperados por tener un rato de tranquilidad antes de que acabe el día. El único momento en que todos necesitamos tranquilidad es cuando estamos enfermos, y más aún cuando estamos en el hospital. Sin embargo, los estudios demuestran que los niveles de ruido en los hospitales no mejoran, sino que empeoran. artículo reciente en el Nursing Times.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los pacientes no estén expuestos a ruidos superiores a 35 decibelios, o a un susurro fuerte, cuando estén en el hospital. La realidad es que cualquiera que haya pernoctado alguna vez por cortesía del NHS sabrá lo difícil que puede resultar dormir, rodeado de personal, maquinaria, carros y teléfonos. Según las encuestas realizadas en el Reino Unido, el ruido nocturno molesta al 40% de los pacientes hospitalizados. Y no sólo los pacientes pueden verse afectados: los niveles elevados también pueden afectar al personal.
Investigadores del King's College de Londres afirman que los niveles de ruido en cuidados intensivos -donde se atiende a los pacientes más vulnerables- superan regularmente los 100 decibelios. Aunque estos altos niveles no sean constantes, pueden resultar increíblemente molestos y provocar por defecto un aumento de los niveles de estrés. En el peor de los casos, la contaminación acústica se ha relacionado con el desarrollo de una enfermedad conocida como psicosis de cuidados intensivos, una forma de delirio en la que los pacientes experimentan ansiedad, se vuelven paranoicos, oyen voces y alucinan.
El aumento del estrés, la mayor sensibilidad al dolor, la hipertensión y la mala salud mental son también posibles efectos secundarios. Para algunos pacientes puede ser tan grave que se dan el alta antes de estar totalmente recuperados, para volver a ingresar más tarde.
"La gente se va pronto y, mucho después del alta, el trauma permanece. El Dr. Andreas Xyrichis, autor principal del último informe sobre el ruido, afirma: "Esto hace que los pacientes no vuelvan. Su equipo considera que hay tres aspectos fundamentales que deben abordarse para reducir los niveles de ruido y los riesgos que entrañan para la salud de las personas:
- El paisaje sonoro del hospital debe considerarse en su conjunto: no sólo los elementos más ruidosos, como la maquinaria hospitalaria y las alarmas, sino también los sonidos bajos pero intrusivos, como el ruido de las llaves en las cerraduras y el chirrido de las puertas.
- Habría que investigar más a fondo la percepción y respuesta de los pacientes a una serie de sonidos habituales en los hospitales. Los investigadores se sorprendieron al descubrir que algunos sonidos, como el del carrito del té, reconfortaban a los pacientes como señal de interacción social.
- Los pacientes y familiares necesitan información clara sobre los niveles de ruido probables durante los ingresos, para estar mejor preparados de antemano y poder plantearse soluciones sencillas, como traer sus propios auriculares o tapones para los oídos.
Suena muy sencillo, pero todos sabemos que, por desgracia, las ruedas del progreso suelen avanzar despacio en el SNS.
Existen algunas soluciones de bajo nivel que son fáciles de adoptar, y la monitorización del ruido nunca ha sido tan sencilla como con la llegada de los dosímetros de ruido personales que puede llevar el personal -o incluso los pacientes- y que ofrecen datos precisos sobre el nivel de ruido a través de dispositivos que sólo pesan unos pocos gramos. Es mucho más fácil abordar un problema cuando se sabe dónde está y cuál es su gravedad. No es el momento de poner palos en las ruedas.
Dosímetros de ruido personales como el Cirrus Research doseBadge pueden proporcionar datos increíblemente precisos sobre la exposición personal de las personas al ruido, lo que permite adoptar medidas correctoras para reducir el riesgo de que las personas desarrollen enfermedades relacionadas con el ruido.
Una vez que sepas cómo puedes actuar, se pueden instalar otras intervenciones tempranas, como paneles fonoabsorbentes y sistemas de alerta acústica, concienciación y barreras físicas.
Estudios anteriores sobre el tema también han hecho recomendaciones (algunas ya se han adoptado), como que todo el personal lleve zapatos de suela blanda, que los teléfonos móviles estén apagados o en silencio y que se introduzcan papeleras de cierre suave en las salas. Otros proponen crear zonas silenciosas en los hospitales, similares a los vagones silenciosos de los trenes.
¿Qué le recomendamos? Controle el ruido y obtenga datos que le permitan identificar el problema concreto. Así podrá tomar decisiones con conocimiento de causa que ayudarán a largo plazo tanto a los pacientes como al personal.
Datos sobre el ruido hospitalario
- Para dormir bien, el nivel sonoro de fondo no debe superar los 30 dB y los ruidos individuales no deben superar los 45 dB.
- Dejar caer un cuenco de acero inoxidable genera unos 108 dB, más que los 100 dB que produce el claxon de un coche cercano.
- Lo ideal es que los pacientes no estén expuestos a ruidos superiores a 35 dB.
- La exposición prolongada a sonidos de más de 85 dB puede dañar la audición
- Subir/bajar la barandilla de la cama = 90 dB, tan ruidoso como un cortacésped.
- Tirar la basura a un contenedor = 53-82dB, tan alto como una calle con mucho tráfico.